Camino de Santiago

Historia del Camino en Calahorra El municipio siempre ha destacado por su carácter jacobeo. Así como la tradición cristiana cuenta cómo en un pilar de piedra de Zaragoza se aparece la Virgen a Santiago, también le atribuye al apóstol la fundación del Obispado de Calahorra. Fue también una de las primeras ciudades en pagar a la sede compostelana el tributo llamado Voto de Santiago. En el archivo parroquial de San Andrés se conserva este documento del año 834. El Rey Don Ramiro y la Reina Doña Urraca hacen el Voto de Santiago después de la batalla de Clavijo, donde se asocia la victoria de los cristianos a la mediación del Apóstol, que se apareció en el campo de batalla. Un antiguo romance cuenta también cómo el Cid, tras conquistar Calahorra, peregrinó a Santiago. Los archivos de esta ciudad conservan documentos que confirman el paso de peregrinos y la existencia de hospederías desde la Edad Media: En 1145 el Rey Sancho dona un solar para el servicio de hospedería, en 1295 el chantre don Gil dona a la catedral su casa e iglesia para que sirva de hospital. En el libro juratorio de la Catedral de Calahorra del siglo XV, el Cabildo establece en dos meses la licencia para ir a Santiago de Galicia. En el archivo municipal se conserva una carta de Santiago de Galicia de 1598 advirtiendo que Calahorra y sus aldeas debían de abstenerse de peregrinar, ya que había peste en la ciudad del Apóstol. Por este motivo, el Ayuntamiento prohibió a los peregrinos la entrada en la ciudad. El archivo catedralicio y diocesano de Calahorra también recoge una curación milagrosa obrada por los Santos Emeterio y Celedonio a un peregrino que volvía de Santiago y se alojaba en el hospital de Calahorra. La realidad jacobea de Calahorra se apoyaba en su situación estratégica en el Valle del Ebro y en su condición de ciudad episcopal. Ofrecía al peregrino un atractivo más: La posibilidad de venerar las reliquias de los Santos Mártires. Camino Jacobeo del Ebro El sepulcro del Apóstol Santiago en Compostela era la meta de los romeros procedentes de pueblos españoles y europeos. Esta diversidad geográfica y el carácter universal de la peregrinación a Santiago impide pensar en un único camino. Desde la Edad Media, innumerables masas de pergrinos dirigen su espíritu hacia Compostela, atraídos por la devoción al Apóstol. Las Rutas más conocidas eran las que acogían a un mayor número de peregrinos y ese era, sin duda, el caso del Camino Francés, que además siempre contó con mayor apoyo en infraestructuras. Pero para llegar a ese camino principal, los romeros debían seguir otras rutas secundarias como la Ruta Jacobea del Ebro. Los peregrinos procedentes del Mediterráneo consolidaron este camino del Ebro siguiendo la calzada romana que desde hace más de dos mil años ha unido Tarraco con Astorga. Un histórico eje de comunicaciones que descubre al caminante tierra y gente de Cataluña, Aragón, Navarra y La Rioja. La Ruta Jacobea del Ebro es un camino de peregrinación en auge. En los últimos años, las asociaciones del Camino de Santiago de estas comunidades autónomas han comenzado a coordinar sus esfuerzos para difundir y proteger esta histórica vía de peregrinación. El camino del Ebro ofrece al romero su tradición, su historia, su gastronomía, su arte y su cultura. Así compensa su esforzado caminar, la fatiga de cada jornada que llena de sentido el espíritu jacobeo. El Ebro, antigua vía de circulación para personas y mercancías, sigue ofreciéndose al peregrino como un guia excepcional en su caminar hacia el sepulcro del Apóstol. Hace su entrada en tierras riojanas por Alfaro. En su majestuosa colegiata de San Miguel, que acoge la mayor, se puede contemplar la imagen de San Miguel Arcángel, de Gregorio Fernández y la de una Virgen Peregrina del siglo XVII. Rincón de Soto es la siguiente población de este tramo riojano. En su iglesia está el sepulcro del fundador de una capilla en honor del Señor Santiago. A doce kilómetros está Calahorra y de allí, dejando a la derecha la localidad de Pradejón, el camino lleva a Alcanadre, que guarda una joya románica del siglo XII, La Virgen sedente de Aradón. Siguiendo el camino, el peregrino llegará a Arrúbal y después a Agoncillo y su Castillo de Aguas Mansas, con escudo de la Cruz de Calatrava en su portada. Después de cruzar el río Iregua y llegar a Logroño el Camino del Ebro se une al Francés.

La ciudad a través del Camino

Calahorra es una de las localidades donde se encuentran más referencias jacobeas. Su patrimonio descubre una rica simbología jacobea.

El peregrino que se dirige a Compostela entra en Calahorra procedente de Rincón de Soto por el Camino del Carmen, dándole la bienvenida el Crucifijo o Humilladero, lugar de oración y recogimiento desde el siglo XVI. A escasos metros de allí, encuentra el Santuario del Carmen, y dirige sus pasos hacia la Catedral de Santa María. Su pila bautismal, primaria de la Diócesis, muestra los símbolos jacobeos más repetidos, vieiras y calabazas. La puerta plateresca de San Jerónimo también se une a la tradición de Santiago. Destaca en ella un ángel sobre una gran concha que toca la zanfoña, instrumento musical jacobeo.

Una vez allí, tiene dos opciones de recorrido:

  1. Desde el Palacio Episcopal, por el parque del Cidacos, llega almonasterio de San José. Allí las carmelitas, guardan con celo una magnífica talla: La Flagelación, de Gregorio Fernández. Asciende por el Carretil, bordea las excavaciones arqueológicas de La Clínica y por calle Sta. Rita llega a la Avenida de la Estación. Una vez allí, sube las escaleras que llevan hacia el Paseo del Mercadal y que muestran vestigios de lo que fue el circo romano. De frente sigue por las calles Ruiz y Menta, San Millán y Carretera de Murillo. Deja a la izquierda la Residencia de la Concepción y bordeando la rotonda coge la Carretera de Murillo hacia Alcanadre.
  2. Subiendo la cuesta de La Catedral, aparece al final de la misma elAlbergue de Peregrinos. Si se desvía por la Plaza del Doctor García Antoñanzas y la calle Mayor, llega a la Plaza del Raso, donde se encuentra el templo de advocación jacobea, Santiago El Mayor. En él destaca el magnífico retablo del altar mayor, con la imagen del Apóstol. Sigue por Calle Grande, Mártires y Paseo del Mercadal, espacios de ocio y comercio de la ciudad. Dejando atrás el paseo, avanza por las calles Ruiz y Menta, San Millán y Carreterade Murillo. Deja a la izquierda la Residencia de la Concepción y bordeando la rotonda coge la Carretera de Murillo hacia Alcanadre.
 

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